Fue de casualidad, hace ya más de 14 años... 14 años! Huyendo de un momento, rompiendo con todo lo que me ataba a la universidad (personal y profesionalmente) viajé, en un día con mucho oleaje, a esa pequeña isla que está aquí al lado pero a la vez parece tan lejana. Y allí encontré un motivo por el que seguir adelante, una profesión con la que me siento totalmente feliz y realizado. Cuando estudiaba nunca pensé que la docencia fuera lo mío. Sí, siempre se me dio bien explicar. Pero eso no significaba que fuera bueno haciéndolo entre adolescentes. Y, de repente, allí estaba, dentro de un aula con casi 30 chavales, haciendo algo que jamás había hecho antes y que no sabía si haría bien o mal. Inseguro, desconcertado y descubriendo que lo de enseñar es más complejo de lo que puede parecer. Implica mucho más que explicar Ciencia, implica hablar de la vida, de las realidades que nos envuelven y, de algún modo, te conviertes en un referente para tus estudiantes... Madre mía, que respeto y que miedo daba!
Y con el tiempo fui descubriendo que tan mal no se me daba y , no solo eso, tenía ganas de volver a pisar el aula al día siguiente, y cada día más. Se convirtió en una pasión que tantos años después sigue en mi. Me siento orgulloso de lo que soy, a pesar de que haya tenido que dejar atrás otras cosas que también me habría gustado hacer.
Amo mi profesión, amo estar en contacto con gente más joven, amo que de alguna forma se quede un poso de lo que yo soy, de como pienso, de como creo que son las cosas en esas personitas. Y me emociona que años después, cuando me cruzo con un exalumno por la calle, me salude y me cuente que ha hecho con su vida y que, aunque sea en un 0,0001%, yo he tenido algo que ver en eso.
Y me da rabia cuando la gente ataca a los profesores. Qué bien vivís... es lo que más oigo que me dicen. Pues sí, oye, yo vivo de lujo, porque cada mañana cuando suena el despertador y me tengo que ir al trabajo lo hago con una sonrisa. Qué más se puede pedir... si encima me pagan por ello!
Y aquí sigo, 14 años después, ya hace 10 años en el centro donde una vez fui alumno. Mi segundo hogar, llevo más de media vida allí y lo siento mío. Y 14 años después sigo orgulloso, sigo feliz, sigo con la sonrisa en la cara y sigo pensando que hago bien lo que hago. Vale, quizá no sea yo el que lo tenga que decir pero que le voy a hacer, es lo que siento.