miércoles, enero 09, 2008

"Vacaciones"

Dejamos atrás el 07. Un año que si tengo que calificarlo será con una alta puntuación, gracias a esos viajecillos que nos hemos organizado y que son la sal de una vida que sino sería de lo más monótona. Gracias a los que ya lo sabeis por contar conmigo siempre. El pesado, ya sabeis, termina por apuntarse a (casi) todo.

Estas Navidades no han sido nada del otro mundo, por no ser no han sido ni una sorpresa, ya que antes de ir sabía lo que me esperaba. Tras 2 fantásticos días en Madrid (uno de esos viajes de los que hablaba, vease esta entrada del blog de Jalmuchi) cogí el AVE (que pensaba perdería momentos antes, tal era mi nerviosismo que no di una despedida como merecían a Almu y Rubén que me acompañaron, lo siento, ya sabeis que los nervios me pueden :S). Ese medio de transporte es una maravilla. Puntual (exageradamente puntual), cómodo y limpio. La única pega es su precio, que bueno, teniendo en cuenta como está todo tampoco es que sea excesivo, podría ser más competitivo, eso sí.
Una vez en Sevilla, los días pasaron sin pena ni gloria. Ayudó el móvil muchísimo, más de lo que os imaginais. Sms, llamadas desde la azotea y esa magnífica tecnología 3G que me permitió friquear por internet incluso en un pueblo cuya cobertura es más pequeña que el IQ de Malena Gracia.
Para los habitantes de ese peculiar lugar (a 15 Km de todo) yo debo ser un bicho raro. Todo el día con el móvil en la mano, cuando no el iPod y sus auriculares y a ratos la DS. No bajaba al bar (como un hombre debe hacer... jajaja) a tomar cerveza, ni contaba mis relatos en puticlubs de carretera (no os penseis que esto lo hacían hombres de 50... allí entre los veinteañeros/treinteañeros parece ser algo muy habitual "correrse" juergas en esos locales, porque por lo visto "como te lo hace una brasileña pim pam pim pam no encontrarás española").
Yo observo y callo, no entro en esos comentarios, sólo miro, sonrío y sigo a lo mío. Así que supongo que la gente se creerá que soy un altivo, o un señorito de capital, o a saber lo que opinarán de mi. Pero me da igual, yo prefiero seguir siendo ese friki al que le gusta la tecnología antes que calzarme una escopeta al hombro y salir a pegar tiros a perdices. Y no es cuestión de menospreciar a nadie, no es mi intención. Solo intento haceros ver lo desubicado que me encuentro en un sitio así, donde ni las conversaciones me interesan, ni la forma en la que viven. Lo único que disfruto allí es la paz de los paseos y el aire limpio (sinceramente, con 3 o 4 días ya tengo bastante de eso jajaja).
Allí está la familia y allí es donde parece que tengo que estar en Navidades. Es como una obligación marcada, quizá empezando por mi mismo. Y claro, vamos allí los ibicencos, en manada, y la gente siente la necesidad de venir a vernos, de saludar. Y digo yo, ¿no bastará con que vengan a casa una vez? Pues no, parece que no basta. Te levantas a las 9 (porque más tarde es imposible en una casa en la que nos hemos llegado a juntar hasta 30 personas una misma noche...) y ya te encuentras sentados en la mesa del salón a 4 o 5 personas, que no deben tener otra ocupación mejor que venir a ver como desayunas, porque sino no lo entiendo. Y para alguien acostumbrado a no toparse con demasiados obstáculos a la hora de vivir, todo eso es complicado. Y si es mi familia más próxima, me da igual. Hay confianza. Pero que necesidad tienes de que la tia abuela de tu prima lejana te tenga que ver con el pijama y los pelos de punta y encima corra hacia ti mañana sí y mañana también a darte 2 besos (que son más, porque son besos de vieja) y decirte "Qué guapo, es que miralo que guapo es"... "Sí señora, a estas horas y con esta cara estoy fantástico" :DDDDD
Esas son las Navidades que yo paso allí, sin televisión (porque como supondreis es imposible, solo podía disfrutar de alguna peli a partir de las 12 de la noche, cuando la calma volvía), sin coche (excepto un par de veces que pedí alguno prestado para escapar del agobio de no hacer nada), sin ordenador y casi sin cobertura.
Y hay momentos divertidos, claro. Como cuando mi abuela, ante la sorpresa de todos (tiene alzheimer y la pobre no está ya muy centrada) empezó a cantar Los campanilleros al oirla en la tele, y siguió la letra de principio a fin sin equivocarse, mientras hacía palmas y sonreía (cosa que cada vez hace menos). O cuando mi tío Antonio cogió un cántaro de agua (de esos de barro enorme) y a golpe de alpargata nos cantó todo su repertorio de villancicos. Al final, sin embargo, ganan los momentos de aburrimiento.

Sabeis que sucederá el año que viene? Pues que volveré a ir, sí, como lo leeis. Y os preguntareis por qué. Pues primero porque no concibo las Navidades sin mis padres y mientras mi abuela paterna esté allí van a ir al pueblo. Y segundo porque soy tonto. Con todas las letras.

No os quejareis, me he enrollado que no veais. Esta entrada va a valer por 3, es decir, que lo mismo no me veis por aquí hasta dentro de medio año jajajaja.
Cuidaos todos!!!! Seguid bien!!! Y, lo más importante, sed felices!!! Feliz 08