sábado, julio 30, 2016

Instante

Cerrar los ojos. Oírte por dentro. Sentir como la piel se va erizando poco a poco. Respirar profundo, expandiendo al máximo los pulmones. Latir compasadamente, sin prisas. Notar la brisa separándose a ambos lados de tu cara. Echarte atrás sobre el respaldo y con los brazos en alto. Descubrir que no hay ningún sonido más que el del silencio puro. Pensar que en esos momentos se es feliz con poco. Disfrutar sabiendo que en cualquier momento esa sensación acabará.

sábado, febrero 01, 2014

14 años de docencia

Fue de casualidad, hace ya más de 14 años... 14 años! Huyendo de un momento, rompiendo con todo lo que me ataba a la universidad (personal y profesionalmente) viajé, en un día con mucho oleaje, a esa pequeña isla que está aquí al lado pero a la vez parece tan lejana. Y allí encontré un motivo por el que seguir adelante, una profesión con la que me siento totalmente feliz y realizado. Cuando estudiaba nunca pensé que la docencia fuera lo mío. Sí, siempre se me dio bien explicar. Pero eso no significaba que fuera bueno haciéndolo entre adolescentes. Y, de repente, allí estaba, dentro de un aula con casi 30 chavales, haciendo algo que jamás había hecho antes y que no sabía si haría bien o mal. Inseguro, desconcertado y descubriendo que lo de enseñar es más complejo de lo que puede parecer. Implica mucho más que explicar Ciencia, implica hablar de la vida, de las realidades que nos envuelven y, de algún modo, te conviertes en un referente para tus estudiantes... Madre mía, que respeto y que miedo daba!
Y con el tiempo fui descubriendo que tan mal no se me daba y , no solo eso, tenía ganas de volver a pisar el aula al día siguiente, y cada día más. Se convirtió en una pasión que tantos años después sigue en mi. Me siento orgulloso de lo que soy, a pesar de que haya tenido que dejar atrás otras cosas que también me habría gustado hacer.
Amo mi profesión, amo estar en contacto con gente más joven, amo que de alguna forma se quede un poso de lo que yo soy, de como pienso, de como creo que son las cosas en esas personitas. Y me emociona que años después, cuando me cruzo con un exalumno por la calle, me salude y me cuente que ha hecho con su vida y que, aunque sea en un 0,0001%, yo he tenido algo que ver en eso.
Y me da rabia cuando la gente ataca a los profesores. Qué bien vivís... es lo que más oigo que me dicen. Pues sí, oye, yo vivo de lujo, porque cada mañana cuando suena el despertador y me tengo que ir al trabajo lo hago con una sonrisa. Qué más se puede pedir... si encima me pagan por ello!
Y aquí sigo, 14 años después, ya hace 10 años en el centro donde una vez fui alumno. Mi segundo hogar, llevo más de media vida allí y lo siento mío. Y 14 años después sigo orgulloso, sigo feliz, sigo con la sonrisa en la cara y sigo pensando que hago bien lo que hago. Vale, quizá no sea yo el que lo tenga que decir pero que le voy a hacer, es lo que siento.

sábado, junio 08, 2013

Conversaciones de ascensor

He llegado la conclusión de que no soy interesante. En mi vida no ocurre nada que se pueda considerar emocionante y, por lo tanto, no tengo nada que contar que pueda ser de interés. Mi cotidianidad es tan cotidiana que no da para más de dos líneas. Soy como la conversación de ascensor para romper el silencio. Soy un "qué frío hace hoy" cuando no se sabe que decir. Y por mucho que rebusques en mi, no hay más.
No puedo competir, ni lo pretendo. Y cuando estoy con un grupo de personas, captar la atención no es mi fuerte. Siempre en segundo plano. Y aunque hay veces que me gustaría ser el protagonista, el casting ya se acabó hace mucho tiempo.

sábado, noviembre 20, 2010

Insatisfacción

Tenía una entrada sobre esta temática escrita y guardada, con poca intención de publicarla, pero el otro día casualmente salió el tema con un amigo y pensé recuperarla. Estuve hablando con él de lo que yo llamo la Insatisfacción Crónica. Esa sensación de que se haga lo que se haga nunca se es feliz. Porque mientras se está disfrutando estás pensando en lo poco que queda para que pase y cuando no se tiene nada que hacer solo se echan de menos esos buenos momentos. Yo me considero un insatisfecho crónico aunque desde fuera haya gente que no lo aprecie. Y como diría Mulder, la solución está ahí afuera y a la vez en mi mismo. Tengo que encontrar la motivación para arrancar las raices, para movilizar mi interior, para recuperar las ganas. Sentado no conseguiré nada más que convertir esta Insatisfacción crónica en una enfermedad mortal, matando el poco ser vivo que queda en mi a veces. La teoría la tengo clara, la práctica es donde suspendo.
Y no hay que buscar más culpables que uno mismo. No tengo queja alguna de mis amigos ni de la gente que me rodea, cada uno es y está con sus circunstancias. Las cosas cambian y hay que adaptarse a esos cambios, encontrar nuevas vías de escape, vivir nuevas experiencias. Y ser feliz no es que todo sea perfecto sino decidir ver más allá de las imperfecciones y encontrar las cosas buenas que tienes en tu vida (que las tengo).

Same old story....

domingo, septiembre 12, 2010

Sigue intentándolo

Me dio hoy por releer algunas de las entradas de este abandonado (seguirá así) blog. Y me dio miedo el darme cuenta que 2 años y pico después de la última, todo sigue igual. Igual en mí, porque muchas cosas han cambiado a mi alrededor. Ni las cosas ni las personas que me rodean están como en aquel momento pero yo me noto clavado en el mismo punto, la misma coordenada vital.
Propósitos muchos, resultados pocos. Como decían las tapas de los Danone hace muchos años cuando regalaban cosas: "Sigue intentándolo".

domingo, febrero 10, 2008

DIEND

He estado frente a este espacio en blanco muchas veces en el último mes. Intentando escribir algo. Y lo que salía al final no me gustaba, unas veces porque el escrito era superfluo y vacío de contenido, otras porque era demasiado profundo y mostraba mucho mis pensamientos, cosa que tampoco me gusta.
Ante mi incapacidad para ser más o menos frecuente en mis entradas y la falta de temas interesantes que compartir he decidido dar carpetazo a este blog, por ahora. Quien sabe si dentro de un tiempo lo retomo, pero por ahora se acabó.
Gracias a los que leyeron alguna vez este pequeño sitio y tuvieron las ganas/tiempo/interés para dejar alguna palabra.


Fran

miércoles, enero 09, 2008

"Vacaciones"

Dejamos atrás el 07. Un año que si tengo que calificarlo será con una alta puntuación, gracias a esos viajecillos que nos hemos organizado y que son la sal de una vida que sino sería de lo más monótona. Gracias a los que ya lo sabeis por contar conmigo siempre. El pesado, ya sabeis, termina por apuntarse a (casi) todo.

Estas Navidades no han sido nada del otro mundo, por no ser no han sido ni una sorpresa, ya que antes de ir sabía lo que me esperaba. Tras 2 fantásticos días en Madrid (uno de esos viajes de los que hablaba, vease esta entrada del blog de Jalmuchi) cogí el AVE (que pensaba perdería momentos antes, tal era mi nerviosismo que no di una despedida como merecían a Almu y Rubén que me acompañaron, lo siento, ya sabeis que los nervios me pueden :S). Ese medio de transporte es una maravilla. Puntual (exageradamente puntual), cómodo y limpio. La única pega es su precio, que bueno, teniendo en cuenta como está todo tampoco es que sea excesivo, podría ser más competitivo, eso sí.
Una vez en Sevilla, los días pasaron sin pena ni gloria. Ayudó el móvil muchísimo, más de lo que os imaginais. Sms, llamadas desde la azotea y esa magnífica tecnología 3G que me permitió friquear por internet incluso en un pueblo cuya cobertura es más pequeña que el IQ de Malena Gracia.
Para los habitantes de ese peculiar lugar (a 15 Km de todo) yo debo ser un bicho raro. Todo el día con el móvil en la mano, cuando no el iPod y sus auriculares y a ratos la DS. No bajaba al bar (como un hombre debe hacer... jajaja) a tomar cerveza, ni contaba mis relatos en puticlubs de carretera (no os penseis que esto lo hacían hombres de 50... allí entre los veinteañeros/treinteañeros parece ser algo muy habitual "correrse" juergas en esos locales, porque por lo visto "como te lo hace una brasileña pim pam pim pam no encontrarás española").
Yo observo y callo, no entro en esos comentarios, sólo miro, sonrío y sigo a lo mío. Así que supongo que la gente se creerá que soy un altivo, o un señorito de capital, o a saber lo que opinarán de mi. Pero me da igual, yo prefiero seguir siendo ese friki al que le gusta la tecnología antes que calzarme una escopeta al hombro y salir a pegar tiros a perdices. Y no es cuestión de menospreciar a nadie, no es mi intención. Solo intento haceros ver lo desubicado que me encuentro en un sitio así, donde ni las conversaciones me interesan, ni la forma en la que viven. Lo único que disfruto allí es la paz de los paseos y el aire limpio (sinceramente, con 3 o 4 días ya tengo bastante de eso jajaja).
Allí está la familia y allí es donde parece que tengo que estar en Navidades. Es como una obligación marcada, quizá empezando por mi mismo. Y claro, vamos allí los ibicencos, en manada, y la gente siente la necesidad de venir a vernos, de saludar. Y digo yo, ¿no bastará con que vengan a casa una vez? Pues no, parece que no basta. Te levantas a las 9 (porque más tarde es imposible en una casa en la que nos hemos llegado a juntar hasta 30 personas una misma noche...) y ya te encuentras sentados en la mesa del salón a 4 o 5 personas, que no deben tener otra ocupación mejor que venir a ver como desayunas, porque sino no lo entiendo. Y para alguien acostumbrado a no toparse con demasiados obstáculos a la hora de vivir, todo eso es complicado. Y si es mi familia más próxima, me da igual. Hay confianza. Pero que necesidad tienes de que la tia abuela de tu prima lejana te tenga que ver con el pijama y los pelos de punta y encima corra hacia ti mañana sí y mañana también a darte 2 besos (que son más, porque son besos de vieja) y decirte "Qué guapo, es que miralo que guapo es"... "Sí señora, a estas horas y con esta cara estoy fantástico" :DDDDD
Esas son las Navidades que yo paso allí, sin televisión (porque como supondreis es imposible, solo podía disfrutar de alguna peli a partir de las 12 de la noche, cuando la calma volvía), sin coche (excepto un par de veces que pedí alguno prestado para escapar del agobio de no hacer nada), sin ordenador y casi sin cobertura.
Y hay momentos divertidos, claro. Como cuando mi abuela, ante la sorpresa de todos (tiene alzheimer y la pobre no está ya muy centrada) empezó a cantar Los campanilleros al oirla en la tele, y siguió la letra de principio a fin sin equivocarse, mientras hacía palmas y sonreía (cosa que cada vez hace menos). O cuando mi tío Antonio cogió un cántaro de agua (de esos de barro enorme) y a golpe de alpargata nos cantó todo su repertorio de villancicos. Al final, sin embargo, ganan los momentos de aburrimiento.

Sabeis que sucederá el año que viene? Pues que volveré a ir, sí, como lo leeis. Y os preguntareis por qué. Pues primero porque no concibo las Navidades sin mis padres y mientras mi abuela paterna esté allí van a ir al pueblo. Y segundo porque soy tonto. Con todas las letras.

No os quejareis, me he enrollado que no veais. Esta entrada va a valer por 3, es decir, que lo mismo no me veis por aquí hasta dentro de medio año jajajaja.
Cuidaos todos!!!! Seguid bien!!! Y, lo más importante, sed felices!!! Feliz 08